Pues me encuentro con un año 2011 lleno de bodas, muchas me tocan directamente, sin embargo a otras ni siquiera estoy invitada, pero parece que con la crisis todo el mundo quiere casarse o, más bien, es que ya estoy en una edad en la que no debería sorprenderme que la gente que me rodea se case. No sé, cualquiera de las dos opciones es válida. No obstante, lo que más me sorprende no es el año
bodil en cuestión, lo que más me sorprende es la manera en la que la gente decide unirse en sagrado matrimonio. Yo pensaba que era una decisión meditada, las parejas que conozco llevan tiempo viviendo juntos, en la mayoría de los casos con hipoteca y cosas varias. Yo pensaba que estas personas se sentaban un buen día en una mesa, empezaban a hacer cuentas y llegaban a la conclusión de que debían y podían
(económicamente hablando) unirse en sagrado matrimonio, pues bien, eso sería lo más lógico si contextualizamos el hecho. Pero
NO, resulta que los novios siguen pidiendo matrimonio a las novias de una manera romántica, con anillo, con juramento de vida maravillosa en común, con
pedimiento de hijos, con cena romántica... Por un lado me estremece la idea, pero por otro lado, no lo entiendo demasiado bien,
¿por qué una pareja que vive junta se quiere casar?, ¿por temas legales?, ¿por qué quieren hacer una fiesta para celebrar el amor que se procesan?, ¿por qué quieren y desean tener hijos habidos dentro del matrimonio?,
¿para amueblar su casa?, ¿para hacer un viaje largo, el cual será el único viaje largo que hagan en su vida?. Las dos primeras razones me parecen bien, las demás me dan repelús y, todo ésto sin hablar de la forma de contraer el matrimonio,
¿civil?, ¿rito hindú?, ¿iglesia?, las dos primeras las puedo entender, la última, contextualizando el hecho, no la entiendo ni de broma.