Tuesday, August 24, 2021

 Hace mucho tiempo que no me paso por aquí, pero he decidido revivir un poco este espacio que fue tan mío desde hace ya tantos años.

Esta vez no estoy en mi mejor momento, si actualizamos mi vida: ahora soy autónoma (creo que ya lo era la última vez que me pasé por aquí), me he casado con AEP, tengo dos hijos y dos gatas. En breve hipoteca. Además de ser autónoma, a veces soy funcionaria interina.

Cuántas cosas han pasado y cómo me han afectado. La verdad es que tengo una vida genial, joder ¡me encanta mi vida! aunque decir esto no sea lo más políticamente correcto.

La maternidad ha llegado para endulzar todo lo que yo pensaba que era ser madre: "un horror" simplemente porque no me gustan-ban los niños ni la infancia, yo me relaciono bien con los adultos. Cuando estaba embarazada de mi primer hijo (me encanta decir esto porque parece que he tenido catorce hijos), me imaginaba la infancia como un trámite que tenía que pasar para disfrutar de mi hijo adulto: charlas, cantar, viajar, leer ¡vivir! pero resulta que la infancia es genial, por lo menos la de mis hijos.

Luego llega la segunda parte de la infancia: las relaciones. En las que tu hijo empieza a relacionarse con los demás y tú lo ves como una relación social de adulto, como que es un gran error, pero que es inevitable porque lo ves desde tu perspectiva y no por la de él.

Y entonces empiezan las relaciones de maltratado y de violencia, cosa que se da por hecho, si un niño pega no pasa nada ¡son cosas de niños! claro, no pasa nada hasta que pega al tuyo y , claro, no hay que meterse en las cosas de niños. 

Luego los padres que dicen que sus hijos no son violentos que sólo juegan.

Y volvemos al mismo punto en el que lo dejamos: tratar de solucionar estas cosas desde nuestra perspectiva de adultos.

¡Es que soy adulta! tú te lo puedes creer, ¡yo no!

Y en esas estamos, tomando decisiones muy difíciles. Hace muchos años, en mi adolescencia tomé una decisión que fue separarme del grupo de amigas porque no me gustaba lo que hacían y creo ¡oh madre mía lo que voy a  decir! que yo era mucho más lista e intelectual que ellas (oh dios mío, lo he dicho) y ahora conservo a las amistas que elegí que son mis tesoros.

Porque la amistad es un gran tesoro y sólo quieres que tus hijos vean la amistad como tú la ves: eligiendo y conservando lo que te hace feliz.  No teniendo relaciones de maltratado porque ¡son cosas de niños!

En fin, prometo volver por aquí, espero que nadie me lea porque escribir es mi terapia y recurro a ti cuando algo no va del todo bien.


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