Bueno, bueno y bueno... hoy estaba yo en la biblioteca ojeando la Yo, Dona (como todos ustedes saben soy súper fan de la revista semanal que ofrece el Mundo)estaba yo a lo mío y , en una mesa diagonal , estaba un chico que conozco, bueno... he coincidido con él varias veces, he hablado con él varias veces, es amigo de unos seres que conocozco y, no sé por qué motivo, tengo varias fotos de él en mi cámara. A lo que estamos: estaba yo totalemente concentrada en el artículo semanal de Bárbara Alpuente cuendo levanto la vista y veo al ser en cuestión totalmente concentrado en sus apuntes, mirándolos de cerca, con una atención indescriptible. Yo sigo con mi Bárbara y pienso: "Joder, este chico está muy concentrado, no sé por qué, pero me sorprende mogollón". Sigo con mis artículos, en ese momento estaba leyendo algo súper interesante sobre una veterinaria amante de los gatos, cuando un ronquido me distrae de la maravillosa lectura. El pobre chico se había quedado dormido, pero dormido dormido, dormido de verdad, dormido de dormir, dormido de RONCAR. Os lo podeis imaginar,me dió un ataque de risa (saben los discretos que son mis ataques de risa). Tuve que ir al baño a reirme y desde ese momento:

Ya no pude estudiar más.

Me fui de la facultad.

Encendí mi coche.

Desaparqué mi coche.

Aparqué mi coche.

Compre el pan.

Volví a desaparcar mi coche.

Aparque, otra vez, mi coche.

Entré en mi casa.

Hice la comida.

LLamé a los de R ( ODIO) .

Comí.

Vi Los Simpson.

Me cepillé los dientes.

Cogí me coche.

He llegado a la facultad.

Y ahora estoy en el aula de informática y no he parado de reirme desde el momento del ronquido. Sé que no debería reirme de algo así y que Dios está tramando una venganza al más estilo todopoderoso, pero me hizo mucha gracias y puede que también sea por el día que tengo hoy: tonto y morriñento.