Luva pulgosa, jijijiji....

Pues resulta que Luva estuvo enfermita, después de todos los desamores que tuvo y cuando parecía que iba sentando un poquito la cabeza y que iba teniendo un poquito más de sentidiño, pues va la tronca y se empieza a encontrar mal, se pasa todo el día llorando por las esquinas y nadie sabe lo que le pasa.

-Luva, pero, ¿qué te pasa?, ¿estás deprimida por algo?.

Y Luva no contestaba, eso sí, no perdonaba sus cuatro horas de siesta matutinas y su tarrina diaria, pero estaba rara.

Ella sabía que Moliarti estaba en un cajón, destinado a ser olvidado por todo el mundo y no hacía nada por él, veía al elefante y ni se paraba a saludarlo. Luva no era Luva.

Luva lloraba por las esquinas sin consuelo.

Las personas que habitan con Luva decidieron poner el caso en manos de la mejor profesional, querían recuperar a la Luva alegre y arisca por momentos y que la Luva triste se fuera para siempre.

La doctora dijo que Luva tenía muchas pulgas, muchísimas pulgas. Luva, ¿qué has hecho para coger tantas pulgas?.

Ahora ella está bien y esperemos que haya aprendido la lección y sepa que hay métodos para prevenir el contagio de pulgas. :D