Hace más de dos meses que vivo en mi nueva casa y estoy muy contenta, hoy he ido a mi vieja casa a buscar el correo ( es por todo el mundo sabido que por mucho que llames a los bancos para cambiar la dirección ellos siguen enviando las cartas a la que no es), al entrar en mi viejo portal tuve un sentimiento raro, no sé, no podría explicarlo, fue raro, no fue indiferencia, ni pena, ni tristeza, ni alegría, no fue nada de eso, fue raro, era como si entrara en un lugar que no tenía nada que ver conmigo, pero que en el fondo me definía con gran precisión. Otra cosa que me pasó es que al entrar y recorrerlo no vinieron a mi mente recuerdos de mi infancia, ni recuerdos de las conversaciones que mantenía con mis amigos, ni todas las veces que me olvidaba las llaves y tenía que estar esperando a que alguien llegara y me abriera la puerta, pues NO, lo que recordé fue con toda la gente con la que había morreado allí y me dí cuenta de algo en lo que nunca había caído y es que he morreado con bastantes hombres en esas cuatro paredes a lo largo de mis veintucuatro años, pero todos en un lugar distinto, no he repetido rincón con ninguno de ellos, cada rincón de mi portal representa a un ex rollo, pero siempre que he repetido rollo con un hombre en mi portal volvía a su rincón, de un modo muy sabio, como si supiera que otro rincón pertenecía a un pasado rollo o a un futuro rollo. Supongo que esto dentro del mundo de la psicología tiene una explicación, pero como de momento no tengo un buen suelto tendré que ahorrarme las clases del terapeuta y darle el coñazo a Gabbo.