En estos momentos tan difíciles de mi vida, hay alguien que no se separa de mí y que me apoya diariamente. Ella lleva conmigo muchos años, dándome su amor, su cariño, su amistad, sus mimos...y compartiendo diariamente conmigo sus juegos, sus temores, sus locuras, sus sonrisas, su mala leche puntual, sus siestas... Sí, ella no es sólo mi amiga, es mi hermana, mi hermana de sangre, mi hermana hermana, mi referente, el ser en el que me quiero ver reflejada. Sin ella no hay nada, es una parte muy importante de mi, gracias a ella he aprendido que la vida es bella, que se puede dormir 22 horas diarias sin ningún tipo de remordimiento, que si quieres comer debes comer, que si quieres jugar debes jugar, que la vida es corta y que tienes que disfrutar cada momento, cada siesta, cada ilusión y cada juego como si fuera el último. Sin duda estoy hablando de Chispón, de mi gatita, de mi Chispiña bonita, de mi minino amado y querido. Ella tiene 14 años (los años por ella no pasan), duerme 59 horas diarias, hace una media de 92 comidas diarias, juega cuando le sale del coño (amputado en su niñez para que no diera el coñazo para ser follada), me mira y me besa cuando le apetece, la llamo y viene o no.... depende del día y de las ganas que tenga, si no tiene comida te persigue por toda la casa ordenándote que la alimentes, odia el agua, las narajas y que le toquen el rabo cuando está durmiendo. Ella es así y yo la quiero tal y como es. Ella es mi otro yo. (No quiero ningún comentario diciéndo que con 14 años es una puta vieja de mierda y que le quedan dos primaveras, que sepan que Chispi es imortal y que nos enterrara a todos si no le cortamos la cabeza).