Sunday, January 11, 2015

Casamos! A historia de....

El otro día, y muchos días, me quedo enganchada a un programa que echan los jueves en la TVG, el programa se llama "Casamos" y va, como bien podéis intuir, de personas que se casan. Ay, el amor.

Yo estoy mega enganchada y, he de confesar que, a veces lo veo online desde la página de la propia televisión de Galicia. En este programa puedo hacer saltar todos mis sentimientos de amor- odio hacia las bodas. ME ENCANTAN LAS BODAS, pero también me dan mucha, muchísima vergüenza ajena, mucha mucha. La verdad es que hemos llegado a un momento en el mundo bodil en el que cada uno puede hacer lo que le dé la gana y tengo una especie de conflicto interior entre la vergüenza máxima que me dan las bodas tradicionales y lo paletas que me parecen las bodas mazo originales.

Pues bien, este jueves echaban los mejores momentos de las bodas de esta temporada y, en todas, hay una cosa que me llamó mucho la atención que quiero relacionar muy estrechamente con algo leí hace tiempo.

No sé dónde lo leí, pero me quedé con que la importancia de que alguien te caiga bien o mal no recae en los guay o divertido que sea una persona, recae directamente en el caso que esa persona te haga y en lo fuerte que pueda hacer crecen/ hinchar tu ego. Por ejemplo: conoces a alguien y le empiezas a contar lo guay que eres, la vida guay que tienes, los viajes guays que haces, etc. lo más probable es que a esa persona le caigas mal, fatal, lo que esa persona quiere es que la escuches y que ella te pueda contar lo guay que es, la vida guay que tiene y los viajes guays que hace.

Con todo esto, llego a la conclusión de que yo siempre he ligado así, siempre que alguien me ha entrado (que yo en mis tiempos mozos ligaba mucho) me dedicaba a contarle mi vida y cosas que yo pensaba que eran divertidas a un buen mozo que solo quería morrear (porque en mis tiempos se morreaba en las esquinas de las discotecas), si yo le gustaba se quedaba con gran paciencia a "escuchar" toda la chapa que yo le daba, si no era así se iba y fin, yo me quedaba con ganas de seguir contando lo duro que había sido el selectivo (ja).

Bueno, enlazo de nuevo con "Casamos", pues en este programa se les suele preguntar a las novias (casi nunca a los novios) por qué aman a sus futuros maridos y la mayoría de las respuestas de ellas tienen que ver son su bienestar: "es que me hace muy feliz", "me hace reír", "me trata muy bien, " a su lado me siento segura, a su lado no dudo, a su lado yo puedo volar". Nadie le dice al cámara: "me moja las bragas, me muero por él, me vuelvo loca".

Jo, y a mí me parece muy triste, es decir, creo que el amor también tiene que ser seguridad y que te traten bien y todas esas cosas, pero ¿dónde se queda todo lo demás?, ¿dónde?

En los últimos años he ido a muchas bodas, en fin.

Yo me quiero casar y quiero tener la boda más original del mundo, quiero que el fotógrafo retrate a la gente borracha y pasándolo bien, no quiero fotos al infinito, ni bailes coreografiados, ni tartas con espadas, quiero amigos, familia, gente a la que quiero de verdad, quiero hablarles a todos ellos, decirles todo lo que los quiero, quiero agradecerle a AEP que no faltara a la cita y quiero tener un vestido blanco muy bonito y ondas al agua. Quiero que me maquillen mis amigas, quiero que me peine mi amiga.

Como veis, mi boda sería una como otra cualquiera, llena de momentos que darían vergüenza ajena y de otros momentos que la harían muy original  a la vez que mazo paleta.

Pero vivimos en unos tiempos en dónde la libertad a la hora de elegir este tipo de cosas nos hace volar y ser cada vez más libres.

Buen domingo soleado, ideal para una boda.

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