Ay, aún subro los transtornos causados por el embriagamiento recibido el sábado. Ay, qué bien me lo pasé el sábado. Si bien es cierto que a mi edad cuesta ubicarse en una ciudad taaaan pequeña, siempre está muy bien investigar y encontrar sitios donde no hay gente para poder hablar y tomar líquidos tranquilamente.
Pero este fin de semana fue diferente (no sé si porque hacía mucho tiempo que no salía o porque me compré un vestido- camisa de la colección de Bimba para Woman Secret- sin comentarios). Buscamos sitios para estar, sin el añadido de ser autistas, sitios molonguis para poder estar. Teniendo en cuenta que la gente de nuestra edad nos suele caer no bien y los sitios a los que van nos suelen gustar bien poco y si a eso le añadimos que estamos en Pueblopeich nos hizo caminar luciendo nuestras aún jóvenes cachas hasta que, por fin, a lo lejos, caímos en la cuenta de un PUB en el que habíamos estado hacía unas semanas, en otro contexto, pero que nos había gustado mucho.
Entramos.

Bebimos (bueno, creo que sólo yo)

Observamos.
Somos mayores, pero como yo esas mariconas de la edad las tengo más que superadas intenté ponerme a tono y empecé a hablar con los jóvnes veinteañeros que nos rodeaban, he de confesar que más de uno me miraba (igual preguntándose mi edad, pero me miraba), y otro me cantaba una canción en la cercanía. Me gustó, me lo pasé muy bien. No obstante, cuando me di cuenta de que estaba en el lugar no adecuado fue cuando en el baño presencié a una joven consolando a su amiga, esta última estaba llorando porque ÉL estaba haciendo cositas malas con otra joven. En ese momento decidí que ya era momento de ir para casa.
Quedaba una noche muy bonita que despedimos comiendo Chaskis en las escaleras de una famosa capilla de la ciudad.