DESAYUNO CON SICARIOS

Todos los días llego pronto a mi nuevo trabajo (está a cuatro minutos en coche de mi casa). Mi nuevo trabajo está en un área de lavado de coches (yo no limpio los coches, trabajo de administrativa en una nave cercana al área de lavado de coches). Pues, llego temprarnito, empiezo a trabajar a las 9 y suelo llegar a menos veinte, más o menos, así puedo tomarme un café con leche doble cortito de café mientras veo las fotos del Diario y mientras escucho las noticias matinales de Telecinco.
LLevo siete días de trabajo y todos los días he coincidido en el desayuno con tres sicarios (porque tiene que ser sicarios a narices). Éstos son tres hombres de 2.20 metros de alto y 6.50 de ancho, trajeados, con maletines y con caras de mala leche (aunque luego no la tengan), a todo esto hay que sumarle que desayunan juntos y que invaden su mesa de papeles (me imagino que serán las fotos de las víctimas de cada día acompañadas de una descripción de sus vidas, rodeadas de mapas y callejeros para poder localizarlas en el menor tiempo posible), se supone que quedan para tener fuerzas y enfrentarse a un duro día laboral.
La pieza clave que ha hecho que no dude de la profesión de estos seres es su coche. Cada uno de ellos tiene un todoterreno con las lunas tintadas. ¿Qué más pruebas necesito?. Bueno, a veces creo que estoy formando parte de un spot publicitario. Lo mejor es que son súper chú y súper educados.